Debido a la ubicación geográfica, la densidad de túneles viales y ferroviarios en Europa Central es extremadamente alta en comparación con otras partes del mundo.

Para construir estos túneles se confió sobre todo en el hormigón como material de construcción en combinación con armaduras de hierro. Más allá del envejecimiento natural (la denominada «carbonatación»), las inclemencias del clima (sobrecargas estáticas o dispersión de sal) son el principal factor de daños en el hormigón y la armadura.

Para garantizar la seguridad de los túneles es necesario reparar el hormigón de forma profesional y a tiempo. A tal fin se debe remover el hormigón gastado, de modo que se libere la armadura y se limpie para poder aplicar una nueva protección contra la corrosión y un revestimiento de hormigón. Como alternativa, se puede quitar solo el recubrimiento para volver a colocarlo a continuación.

Al aclarar el pavimento por medio del granallado, se disminuye el consumo energético debido a la iluminación y, en simultáneo, se mejora la adherencia y, de este modo, se incrementa la seguridad en la calzada.